Cuidando a las personas mayores en tiempos de Covid-19: una mirada desde la enfermería

El Covid-19 no distingue edad o condición de salud para contagiar, pero la agresividad con la que actúa tiene relación con los factores de riesgo de cada persona, es así como los adultos mayores pueden alcanzar una letalidad 10 veces más alta que los jóvenes.

Ante esto, las Docentes del Instituto de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile, Cecilia Burgos, Magister en Bioética, Elizabeth Flores, Magister en Enfermería, Rayen Llanquilef, Diplomada en Arteterapia y Carola Rosas, Magister en Gerontología, © Doctora en Ciencias de la Salud, nos entregan recomendaciones en torno a la salud de las personas mayores y su entorno.

Envejecimiento y COVID 19

El fenómeno del envejecimiento poblacional a nivel mundial es irreversible. Chile se encuentra en una etapa avanzada de transición demográfica, dado que en el Censo de 2017 un 11,4% de las personas tenía 65 y más años, el 88,8% tiene menos de 80 años, el mayor envejecimiento relativo ocurre en las regiones de Valparaíso y de Los Ríos con 18,8 y 17,7% respectivamente, asimismo, nuestra región se ubica como la tercera región con mayor tasa de envejecimiento (88,4%). Estos cambios demográficos ocurridos en el último siglo tuvieron como resultado que sobrevivan personas de edades más avanzadas y con tasas de incapacidad más altas, por lo que el cuidado familiar ha emergido como un tema importante tanto en el ámbito clínico como en el social.

Hace casi un mes la OMS ha declarado al coronavirus como una pandemia global provocada por el virus SARS COV 2. Los esfuerzos por conocer algunas características de esta enfermedad se han hecho notar en la comunidad científica internacional y desde algún tiempo se viene escuchando que los pacientes de edad avanzada tienen mayor riesgo de progresar a estados más graves de la enfermedad.

El impacto de ciertos factores relacionados con la persona que contrae la enfermedad, cobra real importancia a la hora de predecir el curso de esta nueva condición. Según la situación experimentada en China e Italia, que han sido dos de los países duramente golpeados por los efectos devastadores de esta enfermedad, se tiene evidencia de que las personas que han llegado a estados críticos y graves han sido en su mayoría personas mayores y la mortalidad aumenta en los pacientes de edad avanzada.

A medida que envejecemos se producen ciertas transformaciones en el cuerpo que trascienden lo biológico, estos cambios fisiológicos acompañados de ciertos cuadros crónicos como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiacas y cerebrovasculares provocan mayor susceptibilidad a una progresión letal de este cuadro.

Para entender la reacción de nuestro organismo en este proceso es necesario saber que el envejecimiento está asociado con ciertos procesos inflamatorios de nuestro sistema. Cuando una persona de edad avanzada contrae COVID 19 existe una clara posibilidad de que haya una reacción inflamatoria exacerbada y generalizada. Por otro lado, la anatomía pulmonar y la atrofia muscular, provocadas por el envejecimiento, conducen a una transformación fisiológica del sistema respiratorio, en la cual se ve disminuida la función de defensa. Sumado a esto, las enfermedades crónicas que afectan en gran proporción a personas mayores lo hacen más propenso a tener disfunción de más de un órgano. En etapas graves de la infección por el virus SARS COV 2 a nivel pulmonar, se produce un aumento de la carga sobre el corazón y a si mismo se aumentan los niveles de azúcar en la sangre dificultándose el control de esta infección en cuerpos aquejados por más de una enfermedad. A grandes rasgos podemos forjarnos un panorama de la lucha que experimentaría un organismo con estas características al verse afectado por el virus SARS COV 2. Si bien este virus altamente contagioso se propaga rápidamente y no hace diferencia de edad a la hora de infectar, si lo hace a la hora de evolucionar de forma diferente en cada persona.

Cuidadores familiares y formales

Se ha planteado que la familia es quién históricamente ha realizado la entrega de los cuidados, pero el aumento de las necesidades y de la complejidad del cuidado de las personas mayores (PM) con dependencia les plantea retos considerables.

Los cuidadores informales o familiares son un elemento fundamental del Sistema de Salud chileno y mundial; esenciales para afrontar las necesidades derivadas del envejecimiento de la población y el aumento de la dependencia en actividades de la vida diaria de un progresivo número de personas mayores, ellos permiten alivianar la carga de los equipos de salud y suplir el déficit de personal a cargo de cuidados domiciliarios.

En ocasiones, ya sea por motivos biológicos, psicológicos o sociales, las personas mayores requieren de un medio ambiente protegido y cuidados diferenciados que se entregan en establecimientos de larga estadía, dispositivos socio- sanitarios que tienen por objeto la prevención y mantención de su salud, la mantención y estimulación de su funcionalidad y el reforzamiento de sus capacidades remanentes; el cuidado es delegado y realizado por cuidadores formales, quienes se transforman en el principal apoyo social para las familias. Actualmente, los cuidados que reciben las personas dependientes se realizan principalmente dentro del hogar, sólo el 0,6% de mayores de 65 años se encuentra institucionalizado en Establecimientos de Larga Estadía públicos y privados.

Cuidar a personas mayores en tiempos de Pandemia es un verdadero reto para las familias cuidadores, cuidadores formales de establecimientos y profesionales de establecimientos de salud, porque además de satisfacer las necesidades básicas biológicas, psicológicas, sociales y espirituales de la vida diaria de las personas mayores, se requiere llevar a cabo actividades de prevención de infecciones en el ámbito comunitario y dentro de las instituciones de larga estadía.

Para brindar un cuidado de calidad a personas mayores, el cuidador debe poseer ciertas características: comportamiento ético, competencias emocionales, disposición para el cuidado, buena comunicación, disponibilidad de tiempo, ser una persona mentalmente positiva y recursos de afrontamiento.

El cuidado debe realizarse de forma creativa, porque el bienestar de las personas mayores depende del bienestar de sus cuidadores, se requiere poder movilizar de forma positiva sentimientos y valores como la ternura, la esperanza, la solidaridad, el amor sin recompensa, el amar por amar. Sobre todo, en escenarios de crisis, distanciamiento social y aislamiento domiciliario. En momentos donde no hay empatía ni responsabilidad social evidente, para entender lo difícil que es cuidar de alguien sin tener las condiciones para hacerlo (sin una vivienda segura y adecuada), sin recursos monetarios estables, sin disponer de insumos necesarios para instaurar las precauciones para la prevención de la infección viral. Frente a este difícil escenario es cuando surge la necesidad de volver a la simpleza y sencillez de responder de forma creativa a los cuidados de la persona a quien cuido. En estos momentos es importante hacer contacto con la belleza del cuidar, la cual en sí tienen el poder de despertar el corazón.

Aspectos éticos en el cuidado de personas mayores

El cuidado (del latín cogitatus) significa solicitud y atención para hacer algo bien, y parte del interés de alguien por el otro, pero no sólo de manera afectiva, sino reflexiva y racional. Centrado en la dignidad, el cuidado es un referente ético como lo son los Principios y Derechos Humanos.

Las personas mayores presentan una situación de particular debilidad y fragilidad, por edad, condición de dependencia y otras causas que no pueden elegir, y necesitan una protección particular. Cuando hablamos de fragilidad nos referimos a un estado de vulnerabilidad aumentada frente a eventos adversos a la salud. Alrededor del 7% de las personas mayores de 65 años son frágiles y su prevalencia aumenta con la edad. La fragilidad podría exceder el 45% después de los 85 años, siendo mayor en mujeres que en hombres, pero con una sobrevida mayor en las primeras.

La vulnerabilidad como origen de la ética sería la justificación racional para la idea de justicia. Existen mínimos éticos exigibles en la asistencia a las personas mayores y un Principio Formal Universal (PFU) y absoluto que vale para cualquier ser humano y debe respetarse siempre. Todo ser humano debe ser tratado con igual consideración y respeto, bajo el imperativo kantiano, que acentúa el respeto a la persona como un fin en si mismo. Entendido así, el ser humano tendría dignidad y no precio, constituyendo el respeto a la dignidad una obligación moral absoluta. Si bien los principios son universales, no son absolutos, es decir, valen para cualquier ser humano, pero puede haber situaciones excepcionales en las que no es obligatorio cumplirlos.

En esta contingencia hemos visto que el principio de Justicia entra en conflicto con la obligación de no discriminar a una persona por su edad en cuanto a los recursos que le corresponden, denominada discriminación socio sanitaria de la persona mayor o etaísmo (del neologismo inglés, Ageism 1967). Podría darse restricción de derechos en algunos tratamientos institucionales por razón de edad, causado por cualquier actitud, conducta o estructura institucional que menoscabe o impida el disfrute de los derechos de una persona o colectivo de personas, y donde el factor determinante es la edad avanzada o vejez.

En situaciones de crisis de salud pública, cuando hay escasez de respiradores y camas de cuidados intensivos ¿es éticamente correcta una medida de restricción que priva de un tratamiento por razones exclusivas de edad? En esos casos el equipo de salud debe decidir qué paciente tiene mayores posibilidades de supervivencia y asignar (o no) los recursos disponibles; subordinando el interés de algunos pacientes en favor del bien común, y al incuestionable principio de “maximizar el mayor número de vidas salvadas” debería añadírsele el de “años de vida ganados” y el de “cumplimiento de ciclo vital”.

Cuando el acceso de personas mayores a una unidad de cuidados críticos se considere fútil, la decisión de adecuar el esfuerzo terapéutico debe ser consensuada, respetando las preferencias de la persona, comunicada al paciente y/o la familia y registrada en la historia clínica. Ello no impide el deber de ofrecer otro tipo de terapias de cuidado paliativo o compasivo y sobre todo acompañamiento de la persona y su familia. La expectativa o extensión natural de la vida (Natural Lifespan) es aquella en que las posibilidades de la vida se han cumplido, y la muerte puede ser vista como un acontecimiento triste, pero relativamente aceptable.

Finalmente, este tema nos invita una vez más a conversar estos temas dentro de las familias, expresar nuestras preferencias y legislar sobre la existencia de documentos de voluntades anticipadas. Y como dice Begoña Roman, filósofa de la Universidad de Barcelona, “…que la muerte te pille pensado/a…”.

Como ayudo a prevenir la infección con COVID 19 en personas mayores

La Salud Basada en Evidencia es fundamental para la toma de decisiones en la prevención del contagio. Poco se conocía del COVID 19, las medidas recomendadas han ido variando de acuerdo con los resultados de diversos estudios, pero sin duda, aún falta mucho por descubrir.

La Organización Mundial de la Salud y diversos estudios han recomendado que hay medidas generales y específicas para prevenir el contagio, centrados en los mecanismos de transmisión específicos del Virus Covid 19.

Los mecanismos de transmisión son:

  • Por Gotitas: transmisión de persona a persona, mediante la inhalación de microgotas de flügge, (partículas mayores a 5 micrometros) liberadas a través de tos, estornudos, la respiración y al hablar.
  • Contacto directo: de persona a persona, mediante contacto físico de una persona infectada con una persona sana.
  • Contacto indirecto: el través del contacto de las manos de una persona sana con superficie u objeto que contenga el virus, y luego lleva las manos a su boca, nariz u ojos.

Medidas generales y comunitarias de prevención:

  • Aislamiento domiciliario: confinamiento en sus hogares. Evitar el contacto con personas que no vivan en el mismo hogar.
  • Distanciamiento social: a más de 1 metro entre personas, evitar salir a la calle y a lugares donde hay aglomeración de personas.
  • Higiene respiratoria: proteger la boca con el brazo o pañuelo desechable al toser, eliminar el pañuelo de inmediato.
  • Evitar saludo pasando las manos, los abrazos, besos.
  • Lavado de manos frecuente, tiempo mínimo de 40 segundos.
  • Uso de alcohol gel para desinfección de manos (debe alternar con lavado de manos)
  • Evitar pasar la mano por la boca, nariz y ojos.
  • Uso de mascarilla simple en ambientes donde se reúnen varias personas
  • Control de temperatura y observar decaimiento, tos, dificultad respiratoria inapetencia. De acuerdo con esto, solicitar ayuda a Centro de Salud.
  • Lavado de manos antes de colocar y retirar las barreras y después de eliminar el material desechable.
  • Aseo diario, ventilar las dependencias por 30 minutos cada día.
  • Lavado de ropa con agua a temperatura de 60 o más grados.
  • Desinfección de superficies con solución antiséptica de hipoclorito de sodio al 0,5% o alcohol al 70% (mesas, mesones, manillas, pasamanos, sillones, sillas)
  • Desinfección de utensilios de alimentación.
  • Limpieza y desinfección de material clínico como: termómetros, saturómetros, escudos faciales, bandejas, pocillos.
  • LAVADO DE MANOS en 5 momentos: antes de atender a la persona mayor (PM), antes de realizar una técnica aséptica (como adm. de Insulina, toma de hemoglucotest), después del riesgo de contacto con fluidos corporales, después del contacto con la PM y después del contacto con el entorno.
  • Se puede alternar con la higienización de manos con Alcohol Gel.
  • Procurar que las PM mantengan la comunicación con sus familiares
  • Entregar información del estado de la PM a sus familiares.

Soy una persona mayor autovalente ¿Como me cuido en casa?

Se tiene registro que la reducción del contacto social ha sido eficiente para disminuir la propagación y el número de casos en la pandemia de COVID 19, sin embargo, el alejarnos de nuestros seres queridos, el cambio de rutina y el aburrimiento pueden afectar nuestra salud de manera dramática. Debemos tener en cuenta algunos cuidados, en especial si eres una persona mayor y posees alguna enfermedad crónica, pues el estrés de ser más vulnerable a esta enfermedad se suma como preocupación.

A continuación, te compartimos algunos cuidados para sobrellevar el aislamiento social en el contexto de COVID 19:

  • Prepararse para el nuevo día, levantarse de la cama y organizar nuestro entorno dejando entrar luz a la casa, ventilando las habitaciones y acompañándose de sonidos agradables, como música.
  • Lavarse y arreglarse cada día como parte de la rutina, con cariño hacia nuestro cuerpo.
  • Proponerse pequeños objetivos a cumplir a lo largo del día.
  • Respetar los horarios de comida.
  • Alimentarse variadamente privilegiando alimentos naturales. Puede preparar comida en casa, guardarla en el refrigerador, e ir consumiendo según su necesidad.
  • Moverse lo más posible dentro de casa. Si no tiene una rutina de actividad física, trate de moverse igual. Si es seguro, y el clima lo permita, puede realizar caminatas dentro del patio o jardín.
  • Comunicarse con sus seres queridos vía telefónica, mediante redes sociales (Facebook o WhatsApp) o por reuniones virtuales.
  • Minimice ver, leer o escuchar noticias sobre COVID-19 que le provoque ansiedad o angustia. Busque información solo de fuentes confiables.
  • Realice actividades manuales de las que guste, como pintar, tejer, bordar, etc…
  • Incorpore actividades como juegos individuales (sudokus o puzzles), o en el caso de estar acompañado, juegos colectivos.
  • Duerma el tiempo necesario para sentirse descansado.

La invitación es a encontrar el medio artístico para cada persona, donde se sienta cómodo y a gusto, y donde sienta armonía para desarrollarse plenamente

  • Escuchar música que sea de su interés o que le genere recuerdos: la letra, el ritmo, los instrumentos, intencionado el disfrute de ambos, se puede bailar incluso desde el reposo en cama con la mirada y la sonrisa.
  • Pintar y dibujar de forma libre
  • Leer libros y/o revistas
  • Bordar, tejer, escribir, cantar, ayudar a cocinar e inventar distintas maneras de hacer las tareas del día a día más entretenidas.
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